Aquí muere una ilusión cada día, y aunque somos capaces de crear dos por una, y no hablo de las rebajas de invierno, nos dejamos llevar por la realidad. Pues no. Con razón (o sinrazón), digo que no, que no tomamos el control sobre una realidad que nos está matando... Y la fantasía, esa facultad que tiene la mente para ser inmune a toda ley, capaz de modificar la realidad de las cosas que no responden a una lógica causal, no la aceptamos como una alternativa y le negamos su facultad para alimentar de ilusiones la vida. Pues nada, démosle pábulo a esa realidad que nos mata: Ya amanecerá algún día.
Desde los muertos del cementerio hasta las mentes más portentosas han tratado de crear un súper héroe que resuelva las situaciones más peligrosas a las que está expuesta la humanidad. Pero nadie aún lo ha conseguido en su imaginación, que hablo de un mundo de fantasía. Y siento esta base para hablar de qué, ¿acaso de un solo dios verdadero? Pues no, que yo tan siquiera sé en qué mundo vivo. Estoy tan metido en mi ordenador y sus cosas que no sé si ayer quedé, por un decir, con una amiga a tomar un vino. El asunto que hoy me obliga a escribir es de los que no se pueden dejar pasar de soslayo, porque hoy al levantarme, había una botella de vino escasa de contenido y una copa rota encima de la mesa. Ni una tarjeta de explicación, ni una sola pista acerca de si vino o no. Si quedé o no a tomar un vino con ella. Y qué y qué, y por qué. Qué si vino o no. Qué de la botella de vino escasa de contenido y la copa rota encima de la mesa... Y por qué permitimos que esta realidad nos mate ¿? No, no me puedo obsesionar. Tranquilo... tranquilidad. Eso. El mundo de la ciencia tiende a investigar todo, pero no a darle sentido común a todo. La realidad nos desvela la noche. Yo creo en quien cree que un Ser Superior creó todo. Y además creo en la ciencia de forma más directa, sin intermediarios, para investigar todo. Pero, ¿quién puede darle sentido común a todo? A todo lo que nos desvela la noche: La realidad.
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