Hoy, una dama fue protagonista en mis sueños. Ya, claro, no es novedad. Lo que sí es novedad, pero no insólito, porque es mi flor preferida, y lo saben todos mis sentidos, es que en mis sueños nació un jazmín. El jazmín de mis amores. Jazmín humilde, precavido jazmín. La flor más hermosa que no se entrega a cualquiera. Jazmín oculto bajo la hierba. El jazmín es poesía prohibida. Bálsamo eficaz para el dolor de alma en las noches desveladas. Luz de la esperanza, jazmín cauteloso. A una dama de amores infinitos; a una dama de ilusiones maltratadas. A una dama errante, sin rumbo pero dichosa, le tengo que decir que la vida para mí es bella porque ella existe. A una dama en su poesía, le tengo que decir que no está sin amores, sin luz o sin consuelo, porque ella es el bendito amor que inunda los corazones. A una dama de amor infinito, fugaz en el cielo, santa poesía, le tengo que decir que vive en mi alma con la misma fuerza que mis ansias de vivir. Ansias divinas. Esperanza de volver. (Por un beso tuyo, amor, dos te daría. Pierda quien pierda).
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