Actualmente existe un consenso general entre la comunidad científica de todo el mundo, curas y psiquiatras incluidos, que invisten a las tumbas del cementerio de una cierta santidad por ser el lugar definitivo para curar todos los males. Eso sí, antes hay que morirse. Ahora que pienso (como una enfermedad cualquiera, después de curarla y te dan el alta y vuelves a casa con ganas de otra peor por los malos hábitos que no los cambias ni con la cara más seria que te diga el oncólogo o sí o sí: tú decides. ¡Qué burros, oiga!), luego de muerto, y de estar un tiempo prudente en la tumba, y no pienso en resucitar ni curar los males que si se muere se acabaron, y resucitar es asunto superior, sino de que prescriban. Pregunto: ¿se consideraría, prescritos los males, una profanación abrir la tumba y saquearla? El asunto es que tengo la impresión que hay gente que se va a la tumba con sentimientos que alguien pudiera estar interesado en recuperar. Los tiempos no están para derrochar sentimientos del corazón. (Hablo de recuperar sentimientos después de la muerte, pero no descartaría recuperarlos antes).
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