martes, 22 de noviembre de 2011

Alerta naranja

"El Mediterráneo está en alerta naranja por lluvias torrenciales".

La Agencia Estatal de Meteorología activa la alerta naranja pero no advierte de sus consecuencias. Ella avisa por aquello de que no le digan traidora. Así que allá cada cual con sus medidas protectoras que la vida ha de seguir. Y de qué manera sigue a veces, porque las precipitaciones que ayer dejaron 210 litros de agua por metro cuadrado en esta parte del Mediterráneo, se llevaron la vida de un hijo. La muerte de un hijo (porque sí) no debiera anteponerse a la muerte de unos padres. Dolorosa misión esa de enterrar a un hijo. Unos padres lloran la muerte de un hijo que apareció enredado entre aguas torrenciales. Impotencia, rebeldía, uno no sabe lo que se siente. Yo, si algo tengo que agradecerle a la vida, por mucho que diga que ya he pagado por todo, que nada le debo, no es cierto; una de las cosas que le tengo que agradecer... ¡ofrézcome!. Resignación es una palabra que en momentos así no tiene sentido. (Ni otra). No existe una palabra que mitigue el dolor de unos padres ante la muerte de un hijo. Expresar las condolencias a unos padres desconocidos para mí que ayer perdieron un hijo es lo que quiero decir. Casi nada. Más allá del bien y del mal existe el dolor de unos padres ante la muerte de un hijo. Digan lo que digan, y va en serio, no perdamos ni un minuto de amarnos mientras tengamos (salud) tiempo.

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