miércoles, 14 de mayo de 2025

Vive como piensa (hablo de Ian).

"Lo peor que me puede pasar en la vida es ser una persona mediocre". (Ian).

No sé de dónde pudo sacar el enunciado adulto de arriba que, sin un porqué, le soltó a su madre después de apearse de su mundo ausente. Quizá de algún libro, y no infantil. Hablo de Ian: cuando baja las escaleras de casa y sale a la calle aparece sobresaliente. Qué inquietante resulta ver como la presunción reconcome el pensamiento de un niño juicioso las veinticuatro horas del día. Ian piensa en el futuro y se plantea diversos escenarios desacordes para su edad. Teme ahogar sus sueños o convertirlos en práctica habitual. Ian es como la raíz de un árbol que mientras profundiza y se extiende bajo la superficie de la tierra, es altamente sensible a lo ordinario y no necesita combatir la mediocridad. Ian no es fiasco ni vulgar. Como un libro abierto es igual a otro, a él no le incomoda parecerse a nadie: vive como piensa. Hay muchas maneras de ser igual, como la mayoría, pero muy pocas de ser diferente. Pronto conocerá el porvenir que le espera y no pienso en la forma de hacer sentir contento al güelu, pienso que, cuando se entere la gente que es diferente, antes o después los asustará y le tendrán miedo.

martes, 13 de mayo de 2025

Se llama Tomás.

Ayer pasé la tarde conversando con un viejo de esos que dormitan el día contando los coches que transitan por la avenida y las losetas de la acera de vuelta a casa. El Pueblo de Patricia está mayor, necesita renovarse, ponerse al día, y los vecinos más viejos y un poco así de la cabeza consideración. Por eso de soslayo propone a las autoridades que traigan, aunque sea arrastras, a uno con bata blanca vestido y una lista de espera de dos años y que no habla, solo escucha. No, no hablo de mi esposa, ya me gustaría, hablo de un psiquiatra. Los vecinos más viejos del Pueblo de Patricia no aguantan su alma alicaída, ni siquiera van al cementerio con el tacatá a visitar a sus seres queridos. Siempre debe haber un sentimiento de tranquila y reconocida melancolía cuando un viejo quiere recordar a sus muertos de cuerpo presente. Las autoridades deben expresar su sentido agradecimiento a los vecinos más viejos del Pueblo de Patricia. Fueron hijos y son padres y abuelos, o más, si la salud acompaña, y no se les puede olvidar, no, cuando más solos se hallan o recordarlos, eso sí, una vez al año para pagar sus impuestos. Por eso me importa un carajo que el Pueblo de Patricia se desangre en sus rencores creando un esperpento con el apoyo de los nuestros por tanta indignación acumulada. Por mí puede continuar reinando el nacionalismo selectivo... (¿O no, señor alcalde? El oportunismo cínico y la memoria conveniente, pero ellos no merecen tanta desatención. Gracias.

lunes, 12 de mayo de 2025

Chismes de pueblo.

Un pregonero al servicio del partido gobernante en el Pueblo de Patricia a quien no le sirve acusar de las peores tropelías sin contrastar a la oposición, ahora, y después de tantos años, el pregonero, intelectual lameculos donde los aiga, se metió en política por un partido de pueblo sin caspa, aunque fue superado con creces por otro aspirante a político. Los partidos de antes flipan en colores. Nos esperan unas próximas elecciones de lo más entretenidas. (Coherente si no fuera porque en las redes sociales y las plataformas digitales comenzaron a sentenciar entre otros versos, las cuentas municipales, la siguiente copla poética que uno escuchaba con frecuencia en las sucias aguas del lavadero municipal. En un mundo en permanente cambio nos enfrentamos a desafíos pulquérrimos. ¡Respeten a los síndicos en el sótano y a oscuras mientras maquillan las cuentas!. A los presupuestos se les pasó el arroz... pero dicho con mayor vulgaridad). El éxito de tal composición ha sido tal, que los tantos candidatos de la partidocracia lugareña se disputarán la confianza de la vecindad. Hemos pasado del arte de contar mentiras a la absoluta ausencia de verdades agravado con las malas martingalas de la posverdad. El insulto reina en el Pueblo de Patricia. (De momento nadie habla con nadie y nadie, o yo al menos, sabe cuándo habrá elecciones). Gracias.

domingo, 11 de mayo de 2025

"Habemus papam".

Estoy de León XIV que lo vomito. No se habla de otra cosa. Ni guerras ni hambrunas. Ni Trump ni Putin ni Netanyahu. Ni de mí, si no lo hago yo. Si Jesús el Cristo se hizo hombre y murió para salvar a la humanidad y resucitó y no fundó una iglesia, ni fue cura, ni pactó una ideología a qué tanta parafernalia. Y defiende una Iglesia "que ilumine las noches del mundo". Me conformaría con que iluminara la calle donde vivo. Y puesto a favorecerme que me acepten los mandamases del Pueblo de Patricia como un vecino cualquiera hasta que le pongan mi nombre a una calle. "Habemus papam". ¡Qué agonía!. Para este año tenemos cerrado el apartado de milagros... Hablo de ponerle mi nombre a una calle, no del papa. No hice otra cosa que quererlos. Si hay algo en lo que todos deberíamos estar de acuerdo es que querernos es cultura y no una recompensa, eso sin dejar de lado el hecho irrefutable de que también es una decisión. La cultura nos convierte en cultos. El amor, sin lugar a dudas, en idiotas. En "Es verdad", don Federico García Lorca escribió: "¡Ay qué trabajo me cuesta quererte como te quiero!. Por tu amor me duele el aire, el corazón y el sombrero". Está escrito: Idiotas. Vaya, mientras espero al cartero mi ordenador que me ordena le da al teclado como si no hubiera un mañana y confundió el amor de Dios con el amor humano. Por amor cambiamos estilos de vida. Si el amor es de Dios, lo único que importa es convicción. Si es humano, ahí estuvo, ahí está, y ahí seguirá porque dejó de ser lo que fue para convertirse en una permuta. Y aquí es cuando comprendemos que lo real se percibe con los ojos y lo auténtico con el alma. (Si creen que miento o es una paranoia de las mías tiren a matar). Gracias.

sábado, 10 de mayo de 2025

Hablando de antojos.

A mi esposa se le antoja pintar la casa por fuera. La casa está aseada, tiene un color bonito. Pues a mi esposa se le antoja pintar la casa por fuera. Y me pide que busque el mejor pintor y la mejor pintura a precio barato. Me pide un milagro. No sé lo que cuesta pintar la casa por fuera. Ni dónde encontrar el mejor pintor y la mejor pintura. Luego el pintor tiene que hablar con ella para elegir el color. El color es cosa suya. Quiere un color alusivo para que, quien se acerque al Pueblo de Patricia, se entere de que quien vive en esta casa se le acabó la diplomacia. Que de aquí en adelante todo es guerra y apesta a cosa muerta. Temo por la salud mental de mi esposa, aún sigue con el brazo más o menos y sube otro peldaño. La salud mental no tiene futuro con mi esposa. A no ser que la dama que no me deja ir le pinte la casa por fuera. Mi esposa es dura de pelar. Pienso que mantiene una lucha por dentro y a poco que le lleves la contraria se cabreó y a temblar. O no pienso, solo huyo. Llega el verano y se le antoja pintar la casa por fuera. ¿Alguien sabe cuándo entra el verano? Joder, dona, a quién importa cuándo entra el verano... Sí, trato de desviar la atención. Quiero desviar la atención o encontrar una casa recién pintada en otra calle, incluso en otro pueblo, aunque no sea de Patricia. (Amor mío, breve suspiro, mi suerte: ¿Qué fue de ti? Gracias.