Mañana será nuestro aniversario y no estás. Sé
que es temporal, que no tardaremos en estar junto de nuevo, pero se
me hace muy difícil la espera... imposible tal vez. Estoy impaciente, amor, deseo que sea pronto: hoy si fuera posible. Lo siento, mi amor, lo siento, no lo
puedo evitar... perdóname.
Hay determinadas fechas en el
calendario que, debido al descalabro de la vida, destino
o como se llame, pierden la esencia de ser especiales al estar privadas
de lo que más se desea: la enfermedad, la macabra redundancia de
la vida o algún descuido de María, la Magdalena, se imponen al
poder del bendito amor. Y ahora solo puedo recordar tu ausencia en la
estricta intimidad.
Al llegar este
día tan especial, íbamos a la floristería más cercana y comprábamos una flor para regalárnosla. Era el mejor regalo. Confiábamos que
de aquella hermosa y única flor prendiera en ti el fruto más deseado: nuestro hijo, conclusión exacta de nuestro amor. Éramos pobres y
no nos podíamos permitir regalarnos otra cosa que no fuera una flor;
una hermosa y única flor que, sin embargo, valía infinitamente más
de lo que costaba. Tú me regalabas una rosa y yo a ti te regalaba una orquídea. Me gustaría que mañana fuera igual, amor, como siempre, porque
mañana será nuestro aniversario. Desde que te has ido he pensado en cambiar
de regalo, pero al no poder consultártelo no me atreví, quizá no
te hubiera gustado... no sé. Pensábamos que era absurdo que el amor
tuviera un día prefijado para celebrarlo pero a última hora siempre
nos enganchamos al carro de las flores.
Sin ti
no soy nada, ¿qué? solo contigo soy persona. Y ahora... ¿y ahora
qué, amor? Mañana será nuestro aniversario y he vuelto a caer en el desánimo
más profundo... Estoy más triste y desahuciado que nunca. Te echo
de menos, amor. Apenas tengo fuerzas para seguir, no puedo, no puedo o no quiero vivir sin ti. Te necesito para vivir, quiero volver a ti, renacer en ti.
Necesito rozar mi piel con tu piel, olerte, abrazarte, besarte y hacerte el amor hasta la extenuación para sentirme vivo.
Me gustaría comentarte como van las
cosas por aquí, como va todo desde que no estás; y que tú también
me contaras cosas de ti, de cómo te va. Me gustaría estar contigo y
planificar de nuevo nuestro futuro. Te quiero, y quiero estar
contigo, amor. En este estrecho mundo ya no tengo espacio.
Nuestras vidas se han roto y no, no me resigno a vivir sin ti. Que no. La
cierto es que tengo algo importante que decirte: casualmente ayer me llamaron de la facultad de medicina y me dijeron que mañana, precisamente mañana, amor... Y yo les he hablado del día tan
especial que es para nosotros, también les conté lo de las flores
que nunca nos faltaron; me puse muy nervioso, amor, quizá demasiado y por
eso les conté todo, o casi todo. Lo que quiero decirte es que como no dispondrán de tu cuerpo hasta mañana, me dijeron que hoy me
permitirán visitarte. Que te sacarán unos minutos del lugar donde te
mantienen impoluta para estar solos. Los dos solos. ¡Al fin solos, amor!. Qué ganas tengo de verte y abrazarte. No cojo
en mí de alegría. Ah, y no te preocupes por las flores, no se
me olvidarán: tu orquídea y mi rosa para regalárnoslas como siempre, amor, como siempre. Y estaremos juntos y hablaremos
de todo... de todo y más. Y si me dejas amor, si me lo permites... Y si no ya puedes ir buscando una
excusa para perdonarme porque no pienso volver a casa sin ti. Y si tú
no puedes volver a casa conmigo... No soporto por más
tiempo tu ausencia, no puedo, no quiero vivir si tú no estás. Jamás
dejé de quererte y no lo voy hacer ahora porque
simplemente estés muerta. Me olvidé de vivir y quiero morir para
estar siempre contigo.