Hablo de un ciudadano corriente que no sea político ni empresario, ni traficante ni ladrón de guante blanco. Un ciudadano corriente que reconozca que el 13 fue un año positivo y que espera que el 14 sea mejor. Un ciudadano que su suerte empezara en enero a mejorar y en diciembre le tocara la lotería. Un ciudadano que bien pudiera ser una ciudadana.
Nadie quiere que nuestros asuntos vayan mal, y hacemos lo posible para que vayan bien, y si es preciso rezamos a Jesús el Cristo y sino vendemos el alma al diablo. Rechazamos la mala suerte. Rechazamos la crisis. Rechazamos la angustia, la pena y el dolor. Y, naturalmente, rechazamos la enfermedad.
Pero resulta que la naturaleza está conformada de la noche y el día. Y de ciclos contrapuestos que empiezan y terminan. Y luego están las prisas que configuran el tiempo y nos obligan a llegar siempre los primeros.
Si aceptamos el 13 como un año estupendo sentamos las bases para que el 14 sea doblemente estupendo y viviremos un períodos de decadencia completamente atroz. Y si digo atroz digo inhumano. El humano ser es todo menos humano. (Qué feliz sería sin tener que escribir en medio de una imposible salvación).
Necesito mucho valor o yoquese para aceptar que el 13 fue un año bueno. Posiblemente en cuanto a unión familiar porque fortalecimos nuestros lazos afectivos pero por lo demás, ya quiero que se acabe.
ResponderEliminar¡Ah! Y también fue bueno porque te conocí, ¿Chido no?