sábado, 28 de diciembre de 2013

Él como nadie, hablo de Eugenio

Una amiga me recuerda a Eugenio y me entristece. Ni se imagina. Un día escribiré sobre su fallecimiento si no me muero yo antes... Mi viejo y sabio amigo Eugenio. Él como nadie amigo de todos, entrañable, cómplice de la honradez, la humildad, la sabiduría por fascículos encuadernados en la piel de la experiencia. Un hombre sin dobleces. ¡Joder, dona, los amigos, si buenos, siempre se van primero!. ¿Y a eso cómo le llamamos? Sin previo aviso se irá, me iré, todos y todas nos iremos. Cada día un amigo, una amiga se va de manera que nadie se explica, de manera absurda ¿qué los años? ¡Descansemos en paz!. Eugenio en su bicicleta cada día; en su banco atento a su Carmen bella; en su dejarse llevar por los más débiles, por los derrotados, por los sin techo. Un hombre bueno morirá y de qué manera más injusta abandonará todo aquello por lo que luchó. Primero fue dona y si la ley de los años nos respeta se irá él. Antes vivos en un mundo real y ahora solo en de soslayo. Para siempre eternos.
  
Será un desconsuelo su muerte. Carmen quizá no se entere. Quedarse y pernoctar en la vida tiene sus consecuencias. La muerte es inseparable de la vida. Lo uno lleva a lo otro. Siempre ocurre y no nos acostumbramos. Es mentira que nacemos para sufrir, pero sí para morir. Entonces nada de perderse en estúpidas disculpas, mejor vivamos la vida con todas las consecuencias. Qué vanidad, demasiadas ocasiones perdidas. Dejamos pasar de soslayo un trocito de nuestra vida que tantas veces alguien espera compartir. Lloremos antes la amargura de tener que responder luego de nuestros hechos a la puerta del Campo Santo. No seamos estúpidos.

4 comentarios:

  1. No le hables de mi si no quieres pero dale un abrazo, quien no quisiera un amigo como él. Yo te tengo a ti, tu lo tienes a él. La vida es sabia.

    Sólo abrázalo en silencio y ya, no tienes que decir nada. Un abrazo amigo y ya está.

    ¿Qué tanto es tantito?

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  2. Te quiero Amigo, gracias por estar aunque sea del otro lado del charco y por abrirme los ojos.

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  3. ... y después vas diciendo por ahí que no hay Maria que me aguante... en fin. Beso.

    Salud.

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