Soy abuelo sin apenas experiencia, pero pienso que muy pronto lo dejaré de ser. Suena fuerte y quiero que así suene, como suena la mascletá en el pueblo de Patricia al amanecer debajo de mi ventana. Un día habrá elecciones en el pueblo de Patricia y seré aclamada alcaldesa y prohibiré Les Falles.
De hijo fui responsable, igual cuando asumí la paternidad. Siempre responsable. (Y que me tenga que morir... No hay derecho). Pero fui responsable como los empresarios Panamá SA. Responsable las 24 horas como los bomberos jamás. Ahora digo no a ser abuelo con dedicación exclusiva. Hubiera dicho no en el mismo momento que me dijeron que iba a ser abuelo y me pareció lo más maravilloso que me podía ocurrir en los años altos de mi vida.
Las cosas nunca son lo que parecen. Soy abuelo primerizo y no puedo con tanta responsabilidad, soy incapaz de dar salida a tanto dilema que ronda a cada acción... coscorrón, pataleta o biberón a la hora que le venga en gana al rey de la casa. Republicano de siempre ahora sirvo a un rey... ¡Joder, dona, las vueltas que da la vida!. ¿Por qué tengo que aceptar los caprichos de Ian bebé? Y su madre y su abuela le ríen las gracias y a mí me tienen en el desánimo aparcado como un trasto viejo para que no estorbe.
Escucho los gritos de Ian y mi alma llora y mi cuerpo se estremece. Cierro los ojos imaginando que no es cierto y al abrirlos está encima de mí disfrazado de inocente. Ian es el asombro, la furia de un bebé que su madre acaba de apuntar a la falla. Sí, Ian ya es fallero... A partir de Ian la comisión fallera haría bien exigir a los padres una póliza de responsabilidad civil ilimitada y el certificado de penales de sus bebés. Bendito el día que Rajoy decretó para mayor seguridad de todos los españoles la ley mordaza.