viernes, 29 de abril de 2016

Porque todos seamos uno.

Sobran las palabras. No digo que no hay razones o falten las palabras, digo que sobran las palabras. Y faltan los hechos, o sea, pasar de las palabras a los hechos. Donde habita la inseguridad y la pobreza, donde duele el alma y nadie hace justicia, sobran las palabras. Sabemos que algo hay que hacer pero no lo hacemos. Los datos del paro que cada cual interpreta a su antojo desde que estamos en crisis no bajaron del 20% y para el 2.017 seguirán por encima.

Los ciudadanos de ahora no saben cómo hemos llegado a esta situación y los de antes cómo hemos vuelto. Nadie sabe qué decir, y mientras, los políticos que deberían saber se imponen líneas rojas que unos y otros no traspasan. ¿Será posible que vayan a otras elecciones con las mismas líneas rojas que no fueron capaces traspasar? ¿No les valen otros colores más suaves? Llenos de si mismos y escasos de voluntad, parece que vuelven a las mismas, a no encontrar puntos en común para llegar a acuerdos, pactos, y con ellos el tan cacareado gobierno. Jesús el Cristo dijo: “Yo y el Padre somos uno”. Como el amor la unidad de dos. Por el bien común. Porque todos seamos uno.

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