Por la mañana me vencía el desasosiego y por la tarde me mata. Me hace daño este sinvivir al que me tienen sometido los dueños de los partidos políticos: otro alcalde investigado, otro, el de Granada para más señas. Me gustaría escribir sobre algo que no pusiera en duda nuestra democracia: lo que vota el pueblo va a misa porque el pueblo nunca se equivoca. Quizás el pueblo no se equivoca y se equivocan los votantes. Lo cierto es que sin partidos políticos no hay democracia. La democracia es igual o peor que el amor si no hay besos o un adiós. No llores, amor mío, nada es para siempre. Pasan los días, los meses, los años y somos amigos de celebraciones. Somos como esos políticos estupendos a vista de cualquiera pero anónimos en todo lo demás. En un mar desfloran los rostros amantes desmemoriados que conservan solemne la pasión de un tiempo pasado. (Vengo de lejos y quiero llegar más lejos, pero la obsesión me hace vulnerable).
Bien !
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