Hoy me obliga a escribir las palabras que se dicen y hacen daño y las que sanan. Y también las que no se dicen que hacen daño y no pero no sanan. A mí me gustaría más escribir acerca de la vida, los hijos, Ian que ya es un caso aparte (pronto tendré que dedicarle todas las horas de un día para explicar quién es. No es lo que era. Ahí dejo lo de Ian porque no tengo el día para más sinceridad), o razonar sobre un libro que estoy leyendo de Pérez Reverte y no recomiendo. "Ya te lo decía yo: de Pérez Reverte aunque te regalen una subscripción a una revista del corazón durante 4 años". Qué razón tenía, a dios gracias el gobierno a la valenciana no me cobra los medicamentos. Uy, disculpen, ya estamos en precampaña electoral. Allá cada cual con sus preferencias políticas, a fin de cuentas se va a equivocar como yo me equivoqué en las anteriores. Digo que me obliga a escribir las palabras porque me cuenta Patricia que una relación que mantiene a tres como siga en el silencio tendrá que buscarse la vida de otra manera. Es una relación que no sanará las heridas ni hará el daño necesario para sentirse útil. "¿Dónde está la utilidad de nuestras utilidades? Volvamos a la verdad: vanidad de vanidades". Antonio Machado sabía. El asunto según lo veo pasa por bajar de la burra, hablar sincero y conocerse mejor. Me toca de cerca: ni se imaginan lo que se están perdiendo... Ya empezaron a perder hace tiempo, lo peor que lo saben y cuando se encuentran no son capaces de arrancarse más que monosílabos. Y como es una relación a tres y uno no vino... A veces tres son multitud. "Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas". Albert Einstein. (Disculpen por traer a de soslayo una miseria que me toca de cerca en un día poco claro).
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