Prefiero tener un dolor de muelas que una amiga

Una amiga me tiene desconcertado: a veces quiere morir y otras no. Confieso que no es nada fácil enfrentarse a la vida; lo que considero más fácil es vivir. Esto es así desde el punto de vista de dejarse llevar.

  

En la vida se combaten mejor los datos que las hipótesis, aunque es de esperar que no nos obsequie con ninguna aclaración del resultado final sobre el largo proceso de debate y reflexión que conlleva vivir. 

   

En el duro peregrinar nos encontramos con múltiples y complicados problemas que no siempre somos capaces de superar. Algunos de los cuales, se nos ponen tan cuesta arriba que nos pueden llevar a la desesperación, a nublarnos la razón y posiblemente a aceptar que la batalla está perdida. Por el contrario, si nos dejamos llevar, que la vida obre a su manera sin impedimentos por nuestra parte, tal vez lo encontremos más fácil, aunque puede que menos gratificante. 

   

Considerando que las metas que nos planteemos en la vida pueden ser moderadas, estoy convencido que podemos, no sin dificultad, conseguir culminar nuestros días con un mínimo de dignidad. Que no nuestros sueños, y de ahí que mi amiga a veces quiere morir y otras no. ¿A quién le importa vivir sin sueños posibles que alcanzar?