"... y avísame si volviera, no es por capricho. Le juré amor eterno y no quisiera quedar en entredicho". (Joan Manel Serrat).
Era previsible. Después de tantos éxitos que cayera en la tentación de las instancias del poder, salvo en la responsabilidad que se apoya en las ciencias sociales y las familias más necesitadas. Era previsible, cuestión de tiempo que al "muertecito de éxitos" le fueran llegando los malos tiempos en un proceso de radicalización social inconcebible. Hablo del dueño de un partido político que ha sobrepasado las desbordadas ambiciones de la ignorancia y los viejos resentimientos. Aunque ahora vive buenos tiempos llegarán malos vientos y se hará daño. (Como daño se hizo, remordimiento aparte, su predecesora. La echaron y a voz en grito se fue sin saber que las personas prepotentes -carácter que esconde una inseguridad asentada en retos inviables- que abusan de su poder cesarista caminan hacia la funesta oscuridad. Cuidado con sus ejemplos). Como un águila vuela sobre la tormenta, debería repensárselo y volar más alto que las adversidades antes de que llamen a su puerta. Llamarán o no, pero entrarán y lo echarán a los pies de los caballos. Maquinaciones que envuelven a uno en el torbellino de la sinrazón para dejarlo encallado en la arena de un mar entre islas desiertas. ... y no volvió y se quedó en entredicho como leyenda que se forjó de manera casi instantánea. (Si eres águila no temas, elévate un poco más para verlas venir). Gracias.
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