jueves, 24 de noviembre de 2011

Nada es lo que parece

¡"Ayúdame a hacer la faena de casa, o mejor, no me ayudes y hazla tú, también es faena tuya, que estás todo el día en ese rincón dale que dale garabateando estupideces sin dar palo al agua"!.

Lo de arriba me lo acaba de decir alto mi esposa con la cara de los entierros. Cuando mi esposa me dice algo con esa cara la temo. A mi esposa le tendría que decir (que no se lo digo porque no me atrevo: al pan pan y al vino vino) que bajo presión no se puede trabajar. Que así no se pueden hacer las cosas, y que yo en toda decisión importante como sería la de hacer faena en casa, o trabajar fuera en cualquier otra con el frío que hace me dejo llevar por mi instinto. Y mi instinto ahora no me dice nada. Bueno, de cuando en vez también me dejo llevar por una corazonada. Es cuando tengo que tomar una decisión importante. Una corazonada emana directa del corazón (¡eureka!) y es la mejor aliada para tomar una decisión importante con creatividad. Una decisión importante si se toma con creatividad: éxito seguro. Yo lo sé porque escribo pensamientos y sentimientos del corazón, y por costumbre lo llevo a la práctica cada día. Ay, sin creatividad esta vida sería muy triste. Sería una vida sin existencia. (Dizque sería una vida sin conceptualizar, pero yo a tanto tampoco me atrevo).

-¿Subes o bajo yo?
-Ya, cariño, ya subo; pulso "publicar entrada" y ya subo. (¡Mare de Déu, que no baixi!).

2 comentarios:

  1. Anda, anda, déjate de divagar y sube a pasar la aspiradora de una vez.

    Susa

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  2. Pa que luego lo cuente en fadebuk... eh? Pues no. Beso.

    Salud.

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