A los periodistas de a diario; a los que toman apuntes para la historia de los hechos curiosos de la vida; a los corresponsales cualesquiera que sean; a los directivos de diarios de rubor imposible (al menos uno); a los inciertos analistas de hechos con dudosa factura. A todos: cuando escriban sus crónicas, cuando hagan sus informes, cuando cierren el memorial del día, o cuando les pregunten, digan que nada en realidad es lo que parece ¿? Lo que ocurre es que entre todos lo mataron y, desconocido, él solo se murió. Y que le estamos llevando flores al cementerio. Descanse en paz.
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