martes, 15 de noviembre de 2011

La alegría y la tristeza

El cielo se refleja en el mar y parece que se unen en el horizonte, pero no, el cielo y el mar están separados; son dos líneas paralelas, como tal nunca se juntan. Así la alegría y la tristeza que nunca encontrarán un punto de encuentro donde arreglar sus diferencias. Nos vendría de fábula que las dos se pusieran de acuerdo y calmaran nuestro estado de ánimo tantas veces negativo. Enfermos, caminamos como alma en pena con la tristeza en el alma... por el contrario si alegres... No es bueno ser pesimistas y perder de estar alegres por algo que no se puede evitar. La ocasión lo requiere, porque hoy no va a ser un buen día, lo sé, lo presiento ¿? (estúpido pesimista). Dejaré que penetre en mi alma el recuerdo de un mar y un cielo asertivo (1). Lo cierto es que sin una la otra no existiría. La alegría y la tristeza van de la mano, una sin la otra no serían nada, como el cielo y el mar, como el bolero: "Sin ti no soy nada". (Paradojas de la vida). "Sonrisas y lágrimas", Julie Andrews. Conviene vivir el día, también al día: qué remedio, ay. No debiéramos dejar pasar de largo un día porque sí. La alegría es felicidad y eso nuestro estado de ánimo lo sabe apreciar, pero a la vez es altiva y engreída, se mofa de la tristeza cuando un sentimiento feliz la motiva. Y la tristeza, rencorosa y depresiva nunca olvida, y no permite alcanzar los sueños fácilmente. Si por ella fuera, la vida no sería apenas vida. Por eso no conviene mofarse de la tristeza; mejor respetarla como si fuera nuestro mayor enemigo. Corren malos tiempos para la alegría. El  humano ser está condenado a convivir con la alegría y la tristeza. Pienso que sería estupendo si fueran amigas... Qué si las invitamos a un fiesta... Quizá si se conocieran... ¿Y si las obligáramos a ser amigas? No, eso no puede ser: la amistad no se impone. Lo digo yo que soy adicto a la amistad y me cuesta abrir el corazón. Uy, ¿se podrá ser adicto a la amistad sin abrir el corazón?

(1) Debiéramos valorar la asertividad como la capacidad de la persona para expresar sentimientos. La asertividad vinculada a la salud emocional. Debemos promoverla en nuestras vidas... aunque la sociedad no está concebida para que seamos asertivos. Somos más de tragarnos los sentimientos. La asertividad es un valor fundamental de la dignidad humana, pese a su naturaleza socialmente complicada.

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