Humildes del corazón

Un amor quiere volver a empezar, volver al inicio. Un amor quiere volver a empezar de cero. Y en eso anda metido, en recobrar el tiempo perdido. Y darle un poco de pasión al amor para que subsista siempre. Alguien cree que al desear de nuevo el amor ido es cuestión de refundir un amor. Alguien cree que el amor espera. Porque un amor embriagado, casi mágico que fue, se le olvidan todos los reproches y algún rencor. Alguien cree que al darse cuenta que está enamorada hasta las trancas es suficiente para que un amor sea susceptible de perdonar. Eterna luna de miel. A los enamorados del mundo les digo que no eludan sus responsabilidades, que no pasen de sus obligaciones con el buen amor que el gordito Cupido no tiene flechas de repuesto. Enamorados del mundo, no sean estúpidos y peleen por el amor cada día como si fuera el último. Todo enamorado tiene la obligación de luchar por el amor para demostrar que es capaz de sentir aún más, que tiene capacidad inagotable de amar. Y que es fuente de inspiración. El tiempo es oro y hay que aprovecharlo. El amor verdadero no lo alcanza quien por guapo quiere, sino quien enamorado puede. El que ama tiene un poder inmenso. El asunto es simple: solo hay que amar al amor, para saber hasta qué punto se pueden perder los sentidos (sin estar loco). Despojémonos pues de caretas y hagámosle frente al amor con la mirada limpia de engaños, que el amor no entiende de apariencias, compromisos inaplazables, o interpretaciones teatrales. (Para bien o para mal, a todo le llega su tiempo).