Recibo el correo de una amiga que me dice, o me explica, que a veces no es bueno alejarse del amor que fue, porque hay amores que tienen remedio luego del hasta siempre, y que si insistimos, quizá se puede lograr algo, que regrese quiero decir. Una amiga me dice, o me explica, que cuando el amor se va, muchas veces tratamos de sumergirnos en otro amor pensando que podemos volver a ser felices, pero sucede que las cosas no son así porque amor solo hay uno. Entonces, resulta que es una pérdida de tiempo. Las huellas que deja el amor perdido son para siempre si las deja en el alma, porque una amiga no se entera (supongo) que el amor que fue era amor del alma. Una amiga me dice, o me explica, que... Reconozco entre sus palabras empapadas en lágrimas el deseo de la reconciliación. Una amiga ni me dice ni me explica porque intenta ocultar la evidencia con palabras vestidas de lagarterana sin paraguas. El dolor que guarda en el alma el amor que fue no es comparable al amor que guarda el corazón que sí es superviviente y sabe vencer los obstáculos y conseguir calmar el dolor del amor que fue con otro nuevo amor de corazón. El alma no da una oportunidad a otro amor; el alma no da una nueva vida. No es cierto que un amor borre las huellas de otro amor si es amor de alma. Una amiga me dice, o me explica, lo que ya sabía: el amor de alma es un amor perdido si se fue. Le diría a una amiga que con el amor no se juega (no, no), que haga por reconquistar ese amor dueño de su alma y se deje de perjudicar a otros corazones que se acerquen al suyo de buena fe. (Sí, como a ti misma). El amor de alma es indestructible porque funde dos almas en una. No hablamos de lo mismo. No vale otro sublime amor maravilloso de corazón y patatín... Y no se hable más.
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