A quererte aprendí por un beso de soslayo que me diste, acaso fue un beso en un descuido. Y ahora, por un beso, beso a beso, me enredaría toda la vida que me queda por vivir. Me enamoré por un beso de soslayo y un sentimiento. Beso a beso me enamore de ti. Hasta el día amaneció feliz aquel día. Tus labios. Tu boca y tu sonrisa. Mis dedos acariciando tu cara. El tiempo va pasando y sigo abrazado a tu recuerdo. Si me reconciliara con Morfeo volvería a soñarte en el reino de mis sueños. Qué jugarreta le haría, porque ya no te sueño, qué pudo pasar. Por un beso, por penetrar de nuevo en tu boca, aunque fuera despierto. Morfeo me niega y tú también. Musa de mi inspiración permíteme soñarte sino amarte. Sin luna y sin estrellas, sin fe, la noche no es nada. Una noche en la cual tengo que revivir la larga oscuridad de mis sentimientos sin ti, ay, las consecuencias pueden ser desastrosas. Luego de conocerte el insomnio se ha apoderado de mí y las pesadillas me causan terror, la impotencia tal vez de perderte para siempre. No me resigno a perder la ocasión de que mi vida no transiten pegada a la tuya, tu vida reciente, una vida que no quiero perder de vista. Pareciera como si el destino se hubiese olvidado de nosotros. Como si todo hubiese sido una fábula. Como si hubiese sido la historia de otros y no la nuestra. Una historia de mucho amor, de muchas lágrimas, y de muchos gritos clamando la resurrección. Esta noche pasaré por mi cama e intentaré dormir, de nuevo soñarte. Quizá si me mirases... Esta noche volveré si tú me dejas, amor, a besarte beso a beso. Y que el interrogante y las preguntas vengan mañana.
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