Ay, mi Dios, ¿por qué huelo a alcanfor huyendo? ¿Por qué hasta ahora lo mortal para mí habían sido los medicamentos que me hacía tomar para que dijera la verdad que a nadie importa… acaso para que me quisiera la gente que quiero.
Mis acciones provocaron dos ataques a un mismo corazón y terminó matándolo. Ojalá quien venga detrás, amable y educado, sepa como hice tiempo yo, de forma personal y directa, no dejar espacios muertos por estúpido que sea mi malestar o dolencia del alma ¿? Mi esposa se ha enfadado, me dice que siga escribiendo, que si lo quiero hacer además en otros mundos que es asunto mío, pero que no olvide quien creyó en mí desde el primer día.
Si bien es cierto que lo más que alcanzamos sin esfuerzo en la vida es la muerte, no menos cierto es que todo lo que empieza acaba. Amar a la vida es necesario para vivir, y confiar en la santa poesía para que nos explique lo que tantas veces no entendemos más aún. En este largo espacio de tiempo he querido y he amado. Pero no he aprendido.
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