Viene al caso esta sentencia inapelable, porque al marido de una amiga cuando le hablo de Fe, enseguida me dice que no siga por ese camino que no cree en Dios. "Qué equivocado estás", le digo. La Fe no es un patrimonio de una religión cualquiera por muy verdadera que ésta sea. La Fe no necesita de nadie que la avale. La Fe es una necesidad íntima del humano ser de carácter espiritual. Es la nota musical que sola constituye una sinfonía. La Fe es el amor para quien cultiva la vida sin perderse ningún pequeño detalle que le sale al paso, aunque sea de soslayo; es poesía para quien vive cada sensación intensamente; es sabiduría para quien considera la experiencia una lección de la vida. La Fe es el sentimiento sincero que se aporta a cada relación interpersonal; es amanecer al un nuevo día emocionado; es tropezar en el camino y, con los humildes en el corazón, levantarse y echar de nuevo a andar. La Fe transciende su dimensión física y vive de un modo cualitativamente distinto. La Fe , Sergio, es esa persona soñada por ti que cada día le da gracias a Dios por tanto amor recibido. Es la mujer que vive en ti, es la madre de tus hijas. La Fe es tu esposa enamorada de ti. (Y lo creas o no, sin Fe no hay Esperanza).
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