sábado, 19 de noviembre de 2011

Una amiga enamorada

Tengo una amiga (más bien es conocida, pero últimamente me salen amigas por todas partes. Un día me moriré y no cabrán en el cementerio) que me ha confesado que está locamente enamorada de un hombre que no puede decirme cómo se llama. Será un hombre casado, pienso yo. Lo que no entiendo es por qué me lo cuenta a mí. Quizá porque en el pueblo tengo fama de bendito. En el pueblo no sé habla de otra cosa: Emilio es santo. Y su mascota la más guapa.

-Es escritor, y escribe fábulas a la luz de la luna. Es un ser estupendo, me dice.
-Te creo, amiga mía, te creo...

En ese momento me di cuenta que su salud mental no era la apropiada para enamorarse. Vale que el amor sea ciego, pero no estúpido. En fin, a mí ni me va ni me viene. Que se enamore de quien quiera. El amor es libre. Y es ciego. (Me presiento espeso. Me repito. Es de tanto reflexionar en un sábado por "Cuatro años de felicidad", Antonio Flores). Distinguida mi amiga y agradable en el trato, cualquiera la confundiría con una dama. ¡Ojo!, no digo que no lo sea, pero sigo en mis trece: ¿Por qué a mí? ¿Por qué confiesa conmigo sus amores? Y sigue:

-Esta relación amorosa es muy intensa, es un verdadero idilio. De verbo fácil, es un hombre inteligentísimo. Además tiene un cuerpo escultural con tabletas de chocolate Valor en el estómago, es alto, es elegante; es un cielo de hombre. Tiene la belleza varonil que toda mujer aspira. Es el hombre de mi vida, créeme.
-Te creo, amiga mía, te creo...

Pienso que la vida... No, va a ser el destino. La vida en estas cosas no se mete. La vida es más de dejarse llevar... Sí, está claro, es el destino como fuerza desconocida que actúa sobre las personas y las vuelve estúpidas. Está claro y está escrito. (Todo está escrito). Y Lucho Gatica canta... "Y cuentan que una noche de luna bajo un manto de estrellas murió el trovador y dicen los que le conocieron que esa noche se oyeron las penas de un amor...".

2 comentarios:

  1. La vida está repleta de pequeña islas de felicidad. ¡Qué disfrute y viva el momento! ¡Déjala ser feliz! Ahora bien, también te digo, que quizá haya llegado el momento de que medites, muy seriamente la posibilidad de montar un consultorio...

    Besosssssssssssssssssss

    Susa

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