La usura en un mundo global

En un mundo globalizado la competencia crece. Cualquier cosa se pone a la venta y el mejor postor se la lleva. Libre economía de mercado. Ocasiones que se aprovechan sin escrúpulos. Entonces pienso en los cientos de miles de viviendas embargadas a familias sin recursos económicos. Fijo que están en el paro, sin apenas qué darles de comer a sus hijos. De mantener con dignidad a su familia. Pues bien, hoy, el cartero llamó a mi puerta, sí, claro era una carta del banco. Pero me sorprendió su trato amable y afable en el texto. Nada de usted debe esto y si no ¿? y eso que me coge usted con un talante propiciatorio para perdonarle hasta mañana o así. No, era otro el tono. El nombre del banco, entidad financiera, usureros todos, qué más da si son iguales, decía amable que ponía a mi disposición trescientas mil viviendas con una quita del 60%. Sentí ira de la mala porque sabía el origen de estas viviendas y el drama que había detrás de ellas. Historias que algún día fueron ilusiones y esperanzas de toda una familia. La vivienda prometido por los señores dueños de la política en la Constitución. Y ahora resulta que me las ofrecen a mí. Y eso no es todo, porque yo no soy cliente de ese banco. Y más, que también llevaba letra pequeña, esa letra pequeña donde viene escrito el suelo de los intereses, donde si no pagas te dejan sin los ahorros de toda tu vida, los gastos del notario, el registro, y los abogados, y la casa de tus padres fiadores de ti. Y digo que, además, en esa letra pequeña decía que eran precios negociables. Y sin más recordé a los jóvenes que ayer vi en la televisión entrando por la fuerza en algunas entidades financieras y lamenté no estar entre ellos con una pancarta anticapitalista. Imperialista por demás.