Muchas gracias.

Busca en tus adentros y me encontrarás. Ya. Pero si lo haces no me hagas daño, al menos antes de conocerme. Vale. La verdad sobre uno mismo asusta. Sí. ¿Quién se atreve a darse un garbeo por su vida pasada? Yo no. Lo contrario sí, el porvenir, eso que nunca llega... O pasear por la vida de otros sin avergonzarse... Qué alegría y qué dicha pasearse por la vida de los demás y negar que la nuestra no tiene ni punto de comparación. Que uno es uno (y seis media docena).

Presumo que de este estúpido comentario nada bueno va de salir. O le saco un algo positivo o espero que amanezca y apago el ordenador que me ordena y voy a Les Seniaes a pasear... ¡Joder, dona, y eso que sé que sin ti no voy!. ¿Quién soy y qué busco, o espero de la vida? ¿Qué me define como persona? Qué no daría por saber quién soy... Por qué me gusta descubrir la mañana y organizar una aventura nueva, un día diferente y conseguir que alguien se fije en mí y me regale una sonrisa.

                 

De qué me sirve ser viejo y dármelas de saber si no sé quién soy... en esencia no sé quién soy... ¿Y si fuera la máxima expresión de un amor posible? Ya. Cada persona es única y en especial para Dios. Palabras, solo palabras. Por lo tanto, cuando haya hecho conciencia de esta realidad que soy aunque no me conozca, me daré cuenta quizá que el amor posible existe y que es un invento humano y no de Dios. Vivir ha de ser más que existir. Mejor lo dejo y sigo cuando asome el día.

Gracias por estar ahí mientras me debaneo en mis adentros. Muchas gracias.