jueves, 6 de noviembre de 2014

Se me va la vida...

Con noviembre asoma el fantasma de diciembre después de un octubre sin viento ni frío. Octubre no fue lo que se esperaba y noviembre vaya usted a saber. Y luego está un pueblo que se apaga en su dolor sin laboriosidad en el campo. La vecindad de mi pueblo no va al campo y se lamenta de que las cosas vayan a peor. Todo va a peor: el paro con 80.000 trabajadores más. Incluso una de mis Damas de la SS, la misma que me ve muy bien por fuera ahora quiere verme por dentro, pero no a simple vista; me quiere meter en un tubo y mirarme por dentro a conciencia. Y yo, con mi buena educación acepto agradecido, pero no mucho. Me recuerda a una vieja amiga que me saluda como se saluda el otoño cuando casi es invierno, desde la ausencia. Me queda menos camino por andar que el recorrido. Lo peor que me hacen respetable intimando conmigo: No hay peligro. Pero a uno le duele que nadie le prometa amor eterno, lo que es mala cosa: a partir de ahí me puedo dar por muerto. Y así, mientras el país recibe una de sus múltiples encuestas fidedignas que tienen que ver con el alza de Podemos ("las ideas diferentes que irrumpen en política son malas", según Rajoy), los candidatos menos favorecidos que son los demás, proponen pactos de gobierno sin corrupción para asegurarse un puesto en la bancada azul o la roja de no ser la azul. El escaño cotiza al alza, se va a poner por las nubes: hay que pactar. Se me va la vida... Para el dolor de alma, nada como dormirme en tus brazos.

3 comentarios: