lunes, 24 de noviembre de 2014

Lo uno no quita a lo otro.

"Nadie, absolutamente nadie (nadie), se acuerda de quienes se conforman con lo que tenían, de quienes se limitan a hacer lo mínimo". Tino Pertierra.

Debe saberse por quienes aún no se hayan enterado, que él para mí es lo mejor que me ha ocurrido, hablo de vida y amor ("creación literaria"), no de política, pero no lo puedo segregar en estos momentos. Lo uno no quita a lo otro. ¿Qué no entiendes? Además, no pido que nadie me recuerde, ni busco premios ni aplausos. Me importa un carajo lo que piensen de mí. Con perdón.

Se debe saber que algo ha cambiado... Dos semanas, no hay más, pero para mí los días son más grandes. Lo son de verdad. Desde que mi reputación fuera concebida para ser moldeada a conveniencia de mis intereses me he vuelto un farsante. 

¡Joder, dona, qué cosas me salen a libre albedrío!. ¿Será verdad? No, nada de eso. Lo que realmente quiero decir es que nunca he dejado de quererlo ni de escibirle: cada día gozo con él como el primer día. (Quizá ya ocurrió).

PD. Si no se entiende, en mi defensa he de decir que la culpa de Patricia es y no mía. Vale que le agradezco que me venga a buscar para pasear por Les Seniaes y tomar café en su agradable compañía, pero elige una de mis horas de escribir y luego pasa que ni yo me entiendo. Sí. Y en su defensa he de decir que le agradezco, insisto, que me venga a buscar y me cuente sus cosas y las mías, que yo ya no recuerdo lo que pasó. Y eso que ni a ella ni a mí nos interesa lo que pasó... La vecina chismosa dice que tiene la fama pero que los chismes no todos los saca ella a pasear. Y yo la creo. (Otro día hablaremos de amor. Igual más tarde).

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