martes, 18 de noviembre de 2014

La insolación.

-¡Anda, por favor...!. -Que no salgo de casa con este calor y no se hable más. -¡Por favor...!. -Bueno va. -¡Lo sabíamos!. -No os paséis, decirme lo que queréis antes de que me arrepienta. -Yo chicle de menta... Yo de fresa... Para mí de clorofila. -¿Tres y tres sabores? -Y hay muchos sabores más. ¿Crees que aún estamos en tus tiempos de racionamiento que ni chicle había? -Qué sabréis vosotras de racionamiento... -Deja de discutir que hasta que no vengas con el chicle no veremos la película. -Ya.

No sé cuando conocí el chicle ni recuerdo si alguna vez me cuestioné la necesidad de otros sabores más que el de los caramelos de azúcar requemado, sin embargo, hoy en día son tantas las opciones de cada cosa que nos hacen dudar incluso de nuestros gustos. Como si no fueran suficientes las decisiones que tomamos cada día como para tener que añadir la del sabor de un chicle? Si ser libre significa, entre otras cosas, tener la oportunidad de buscar algo que nos gusta, nos vamos a perder en el proceso: siempre buscando, siempre procurando, siempre optando, siempre y siempre encontrar lo mejor de lo mejor. Comenzamos con el mejor sabor del chicle y de repente nos cuestionamos a nosotros mismos, o a la novia, o al marido porque algo o alguien nuevo nos convence más o nos hace sentir distinto. O el sol o esta definición acerca de la libertad se asemeja más a una cárcel emocional. Creo que no hay nada externo que pueda llenarnos completamente. No hay sabor, ni color, ni ninguna persona que pueda ser perfecta para nosotros todo el tiempo. Tal vez si tuviéramos menos opciones aprenderíamos a apreciar más las cosas que tenemos en vez de vivir saltando del sabor al gusto de las cosas. Perderíamos menos tiempo en tomar decisiones estúpidas y canalizaríamos nuestra energía hacia el cultivar lo que realmente importanta y nos satisface. Tal vez tendríamos más paz y seríamos mejores personas.

-Hace más de una hora que fue a los comprar chicles y no ha vuelto... esto es muy raro. ¿Y si le dio un "yuyu" de los suyos y está en las nubes? -¡Pero qué nubes si está en el portal, ni siquiera salió de casa!. ¿Qué haces sentado en la escalera? -Uy, perdón, estaba pensando. Ya me explico: La búsqueda constante de lo nuevo o lo más cómodo, siempre os alejará de la paz que nace en los adentros, esa que se construye cada día con las cosas simples de la vida... -¿Qué estás diciendo? ¿Y los chicles? Apartaros, a vuestro padre le dio una insolación, dejar que respire y llamar rápido al médico. No ganamos para disgustos con este hombre...

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