Merece la pena vivir.

Una amiga pena en silencio. Si es en silencio alguien pudiera pensar que si yo lo sé muy en silenciosa su pena no será... Quizás, aunque para ella soy el silencio que no sabe no contesta. Me gustaría ser para ella más que su amigo confesor cuando las cosas se ponen jodidas. Me gustaría dirigir acciones capaces de realizar soluciones para sus penas. 

Si las cosas van bien todo son parabienes... Tengo que rconocer que yo tuve mucha suerte. Si elegí acerté, si eligieron por mí acertaron. Tuve mucha suerte. Hablo de mi esposa, mis hijas, también de la salud y todo lo demás que me vino regalado uno y de soslayo otro. No me quejo. Pero lo mío no es lo suyo. Lo siento de corazón.

Conociéndola solo de trato, estoy seguro que la balanza de las probabilidades que cada cual tiene respecto al amor y la salud y el trabajo y el dinero y la suerte sino es lo mismo en este mercado de tanto tienes tanto vales le salió negativo. En los años altos le falló hasta la salud.

Su vida es un interrogante más que para reflexionar para revisar nuestro proceder o revisarnos como seres humanos. Se hace largo el comentario aún dejando cosas por decir, que de cualquier manera no diría. ¡Oh, qué genial palabrería entonces!.

Imperativo amor, imperativa justicia, imperativa ayuda a la discapacidad, imperativa la poesía para explicar por qué llegado a un punto concreto uno no aguanta más y le apetece romper con todo y todos. No digo que no si no fuera porque no todo está perdido. Hay esperanza y un capricho de vida Bella que no lo entendería. Aunque solo fuera por ella... Merece la pena vivir.