domingo, 2 de noviembre de 2014

Un domingo elegido al azahar.

Un domingo elegido al azahar me apetece invitar con humildad y entusiasmo a un espacio abierto a la imaginación e inspirado por momentos agradables que podrá ser lo que cada cual quiera: opiniones, canciones o sentimientos entrelíneas. Y no faltarán versos que salgan del alma. Todo colmado de saludable tranquilidad para deleitarse con armonía en un de soslayo sin prejuicios ni verdades absolutas. Nada que no tenga alternativa. Sin dogmas. Comentarios que serán vacilantes para evitar las sentencias inapelables. Hablo de confraternar en un espacio abierto al que solo se podrá llegar a través de la creación literaria.

Un espacio donde no hará falta llamar porque siempre estará abierto, sobre todo a los que dudan y tienen miedo. A los que sufren. A los que siempre pierden.  

Será un verdadero conciliábulo abierto a la esperanza, sustancial para mantener la solidez de la amistad sin complejos ni ataduras donde no tendrá cavida el quejido susurrante del abandono o el desamor sin consuelo. Solo habrá sabores al gusto y miles colores en la grafía etimológica de las sensaciones agradables. Tu mirada y tu risa. Y en especial tu pose de despistada.
    
En resumen, un domingo de palabras en una síntesis hermosa consagrada entre la lectura y la luz inapagable de su esencia creadora. Nos leeremos. Con su permiso.

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