El miércoles la Dama que vela mis sueños y hoy la Dama que no me deja ir. Además he de pedir cita a la otorrinoraningóloga para que me trate la sordera si lo considera oportuno. Lo que se dice oír no oigo. ¡Jodida farola!. Nadie dudaría que conmigo las Damas de la SS tienen un chollo.
Diría sin temor a equivocarme que soy un enigma para la medicina... Teoría mucha, soluciones ninguna. Y el tiempo pasa... Sinceramente, creo que debería notar algún resultado positivo en alguna de mis desavenencias. A veces pienso que mis Damas son el problema y no la solución. Si notara mejoría me daría tranquilidad. Porque lo mío es un sinvivir. Y voy a peor, que lo de la sordera es reciente.
Igual no importa a nadie mis desavenencias. El caso es que dona no me deja hablar de ella, y de corruptos y políticos (disculpen la redundancia), que es donde entra la codicia y el poder no me apetece escribir. Me podía dar el día de descanso. No sé.
Cuando vuelva, y según lo que me diga, porque ella es de mucho contarme su vida que me importa un carajo, escribiré un recuerdo de dona cuando éramos jóvenes y jugábamos a escondidas (he de soñarte). Para ella más que paciente soy la terapia que necesita para seguir. Temo que tenga el día llorón y no pueda ir al mercado: hoy es viernes, de fiar, espero. ¡Joder, dona, no puedo dejarla con la palabra en la boca!. Es la hora. Escribiré de dona quiera o no: será más tarde. Considerando que no me ingrese y me obligue a escuchar con detalle los capítulos de su vida. Ni que yo fuera Macarena Berlín la de "Hablar por hablar" de la Cadena SER. Deséenme suerte.
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