miércoles, 19 de noviembre de 2014

De insultar y maldecir.

Sobre gustos no hay nada escrito. Para eso los colores. Si todos pensáramos igual. Y en ese plan. Yo tengo mis gustos arraigados en el tiempo. No soy una marioneta que cambia de pareceres como si fuera una veleta. Lo que me gusta me gusta y no le doy más vueltas... Pero cuando encuentro a alguien que le gusta, por ejemplo, un cantante que no vale ni para vender sardinas frescas en el mercado, me pregunto qué le pasará a ese persona por la cabeza, y como nada entiendo acabo diciendo: ¡Pobre!. Y lo dejo estar. Porque cada cual es cada cual.

El asunto es que en este caso me duele que esté tan equivocada y no se da cuenta. La verdad sea dicha con el mayor de los respetos. Oiga, si va diciendo por ahí que le gusta como canta Enrique Bunbury temo que le digan lo peor que se le puede decir a una persona en el aspecto musical. Insultos y malediciencias incluidas. Si alguien pensaba que en este punto de la estupidez iba a decir con todo detalle lo peor que se le puede decir a una persona y etcétera nada diré, porque a mí, con mis refinados gustos musicales, nunca nadie me insultó ni maldijo. Así que no sé. Pero ya se sabe que un insulto y una maldición es una completa derrota (Si me insultas yo te insulto y así empiezan las peleas).

Si el insulto y la maldición están lejos de las buenas maneras, el gusto por Enrique Bunbury está muy alejado de la escuela de canto y solfeo. Lo dicho ni para vender las mejores sardinas frescas en el mercado.

4 comentarios:

  1. Jajajajajajaja ay que risa me da la risa de reirme tanto jajajaja. Ni para vender sardinas jajajaja.

    Decir que Enrique no canta es como si dijeras que la Chaquira no baila o algo así jaja.

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  2. La Chaquira que dices es la nujer más envidiada... Y no digo por quién porque es obvio. Beso.

    Salud.

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  3. Jajajajaja no me hagas reír que tengo los labios partidos.

    Buenas...

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