domingo, 23 de noviembre de 2014

Lo uno por lo otro.

-¿Otra decepción? -Sí, pero ya no duelen. Lo malo que ésta me toca de cerca.

Hay personas que crees conocer y aunque multiplicaras tu relación con ellas jamás llegarías a conocerlas. Es el caso. Pero ya digo que no duelen. Y a quien me toca de cerca la tengo segura. Fin de la cita, que diría Mariano. Pero hay otras personas que, sin conocerlas, te tocan el alma. Así me ocurre con una mujer que a veces veo pasar por delante de casa. 

Es amable y delicada en sus formas. Y lo mejor, siempre me sonríe al saludarme. Un día la vi llevarse un golpe en la cabeza con una farola de esas que no entiendo por qué las colocan en medio de la acera. Se dio un golpe tremendo. La vi tambalearse. Fue al darse la vuelta porque alguien la llamó o no sé, estaba lejos, pero al volverse, como no dejó de caminar se dio de bruces contra la farola. Fui en su ayuda y claro, como no podía ser de otra manera sonriendo me dijo que no pasó nada... ¡Anda que no!. ¿Seguro? le pregunté. Seguro, me contestó sin dejar de sonreir. ¡Joder, dona, no sé quién es, tan siquiera si reside en el pueblo!. Y a preguntarle no me atrevo: no lo considero sensato.

De viejo, ya casi creo en los milagros, lo confieso, y no me extrañaría nada que fuera un Ángel. Si lo fuera me gustaría encontrarla en el Cielo y entablar amistad con ella. Pienso que si fuera un Ángel habría dado la vida por alguien.

Una sonrisa siempre compensará una decepción, venga de donde venga y tenga la finalidad que tenga. Apuesto por los acontecimientos fortuitos. Lo uno por lo otro.

4 comentarios:

  1. ¿Tu eres un Angel? Lastima, no nos encontraremos en el cielo. Llevo otro rumbo. Ni en la otra vida se me hará conocerte. Ni modo ai será pa" lotra.

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  2. Desde el golpe en la cabeza casi... La farola dichosa.

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