sábado, 19 de julio de 2014

Un país preñado de esperanza.

Que este país pierda la esperanza es malo, no tanto las ganas de comer o la salud.

Las estadísticas lo confirman, en la mayoría de las familias españolas solo hay un miembro trabajando. Eso quiere decir que si no nos salva la fe ante la ausencia de políticas de empleo, la familia de hoy es una familia que se puede dar por perdida.

La vida es una sola y ahora. Y hasta el razón lo sabe. Sanidad, educación, trabajo, bienestar social, todo es fundamental para la creación de una sociedad que pueda aspirar a ser un país de plena justicia social. Abolir la lucha de clases para que el capitalismo no sea especulador sino empleador. En este país hace mucho tiempo que no existen los convenios colectivos, ni las negociaciones salariales, y mucho menos contratos laborales con salarios dignos.

Si queremos la paz social que se supone ha de traer la democracia verdadera y el Estado de Bienestar, hay que comenzar a crear una ciudadanía y una clase política responsable consciente de sus derechos y obligaciones. Comprometidos todos con cumplir y hacer cumplir la ley, dispuestos a frenar la corrupción y la incitación a la violencia.

Es importante que sepan los que siempre pierden que a sus hijos no les faltará de comer y que ellos empezarán en breve a trabajar por un salario a tiempo completo digno para no perder la esperanza. O mejor, preñar de esperanza a un país que se niega a dejar de soñar y dejarse de pamplinas.

2 comentarios:

  1. Seguir soñando para recibir un balde de agua fría en cada despertar. Vivir de sueños no es recomendable para aquellos a quienes la vida se encarga de ubicarlos en la realidad.

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