La cena de ayer bien, gracias. Pues no. Estuve toda la noche de cagalera, y doy fe, que cené como siempre, ensalada y un poco de esto y aquello. Nada en especial. Y regado con agua blanda. Y a una hora prudente a casa. Una velada estupenda si no fuera porque a las cuatro de la mañana un retorcijón de mucho cuidado me daba la voz de alarma: ¡Cagalera a la vista!, y como alma que lleva el diablo me azoté de la cama y apenas pude llegar al retrete. Así hasta las seis de la mañana que, sin volver a la normalidad, pude conciliar el sueño.
No fui a urgencias, yo no soy de esas, además, fijo que me dirían: "es un virus y toca joderse. Le puedo recetar un analgésico cada cuatro horas". Cuando un médico no sabe culpa a un virus. Pero sé quien iría mucho más allá: "La culpa no fue un virus, ni siquiera fue del "cha, cha, chá", fue el Niño Jesús que te castigó por no ir a cenar a la avenida, además, sabías que era Santa Ana".
A veces uno, por mucho que le agobie la gente... Es cierto, ni la ironía ni el sarcasmo son argumentos de disculpa. Pero es que la gente...
Todos tenemos nuestras virtudes y nuestros defectos, y cuando uno acepta a una persona en su entorno de amistad, lo acepta con sus defectos y sus virtudes, a unos les gusta más el cha, cha , cha y otros la quinta de Beethoven.
ResponderEliminarNo se puede sentenciar a nadie sin ser juzgado. Y el niño Jesús, tiene muchas más cosas que atender, que simples bobadas sin fundamento.
Cuídate, con un poco de dieta y pan tostado, en un par de días ya estas otra vez en la avenida. La gente se aburre, con tanto paro, y siempre le quieren buscar las seis patas al gato. Salud
Gracias, besos para "tusAnas".
ResponderEliminarSalud.