No tengo un buen día, lo confieso, una noticia con saña me ha herido, y como tenía el vaso a punto de rebosar, esa mala noticia, como una gota atrevida, colmó el vaso. Y con el agua desparramada por el suelo llega la ira de la peor y culpo, eso sí, a quien realmente lo merece: nuestra clase dirigente. Ellos directa o indirectamente son culpables de nuestros males y procederes. Quiera o no, tengo que hablar de lo que es noticia diaria en los medios de nuestro país. Ignorarlo sería cerrar los ojos a la realidad y eso no conviene a mi salud mental.
Debemos poner más atención, ser beligerantes, no dar nada por perdido. Y en esa guerra sin tregua contra los culpables de nuestros males, desnudar si es posible de nuestros labios una sonrisa. Aunque sea de soslayo. Simpatía para el corazón del pueblo; a fin de cuentas el pueblo somos todos y todas.
Aparece, hablo del PSOE, un nuevo secretario general, Pedro Sánchez, guapo, con don de gentes atreviéndose a cumplir con su palabra, lo creemos y no tardando demasiado tiempo de nuevo otra decepción... Es lo que siento, no le doy ni los cien días de cortesía; y sé que eso no está bien, pero ser consejero de Caja Madrid (el descalabro bancario por antonomasia de este país) y ocultarlo no le hizo ningún bien... ¿y de las primarias en noviembre qué? Fue un acuerdo del Comiré Fedral. Compromiso con sus electores. El asunto va por ahí.
El pueblo pasa hambre y quiere comer, si eso es pedir demasiado... Queremos la paz, pero no de rendición.
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