Ayer fue el día del Carmen y como el horno no estaba para bollos... ni el horno ni yo. ¡Lástima!. Y no lo digo porque ya no pueda ir a la joyería y comprar el perdrusco que todo lo perdona, claro que no, yo no soy de esas, simplemente es, según me cuenta, que ayer todas la felicitaron menos yo. Este sábado las va a invitar a cenar, a la tarta después de cenar (ah). Y eso duele. Un descuido lo tiene cualquiera ¿o no?
Si existe un sentimiento al que se le pueda poner nombre y exprese lo que siento en este momento lo llamaría antipatía, y tendría que ver con las amigas de mi esposa.
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