lunes, 21 de julio de 2014

¡Y dale con la mosca cojonera!.

Tengo escrito por ahí que mi ordenador de ahora, ay, es una tablet grande y cuando una mosca cojonera le da por meterse dentro como cuando quiere salir por el cristal de una ventana cerrada, se da cabezazos una y otra vez como si estuviera loca. Que igual. El caso es que no puedo escribir porque la pantalla no para de subir y bajar. El ordenador de antes que me ordenaba era infinitamente mejor, y además me lo daba todo hecho. No, no me imagino una mosca loca, cojonera sí, pero loca no. Mientras, mi cursor y yo nada podemos hacer hasta que la asesine, que será lo problable, o lo deje por imposible.

Si alguien al menos entendiera la mitad de lo que escribo sería poeta. Y yo María, la Magdalena. Va en serio, y quede claro que fue Einstein quien definió la locura como el hacer la misma cosa una y otra vez y esperar resultados diferentes... Antonio, un buen amigo -he comentado alguna vez de él-, compra lotería los sábados y por los pelos nunca le toca. Y sigue y sigue comprando lotería los sábados. Casi calvo mi amigo Antonio, creo que le podemos dar la peseta sino la razón a Einstein.

Sin embargo, dudo que todas las moscas que entren en mi casa y entre ellas la más cojonera que se estampa contra la pantalla de mi tableta estén locas. Ni yo, porque mi Dios que me ayuda cuando exhibo modelos de comportamientos que le llevan a la Dama que no me deja ir a dudar de mí... Si equivocarse es de humanos, digo, que le caiga tres veces el móvil a una acequia en una semana es... prometí no contarlo: es amigo. Pero no deja de ser una putada que ante un tema que pueda dar tanto de sí me tenga que callar... ¡Joder con los amigos!. Donde estén las amigas: a ellas no les cae ni una lágrima.

Freud, estudioso también de las moscas cojoneras, llamó a esto “compulsión de repetición”, y lo definió como “el deseo de volver a un previo estado de las cosas”. Freud era más de pensar profundo que Einstein, y centraba su pensamiento en las cosas negativas que repetimos en nuestras vidas, lo que según él puede tener sus raíces en algún trauma o fondo profundamente instintivo. Eso. Él lo llamó “pulsión de muerte”, un deseo para dejar de existir. Todo por no darse cuenta que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible.

2 comentarios:

  1. ¿Por qué no matas a la mosca y ya? al fin que moscas hay bastantes pero eso si dudo que cojoneras haya muchas.

    ¿Y por qué te tienes que callar? Desembucha al fin que tu pecho no es bodega.

    Buenas... hace mucho no te saludaba tan temprano.

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  2. Hola, buenas... La cosa no es tan fácil, te lo aseguro. Estoy preparando un plan... veremos. Beso.

    Salud.

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