jueves, 10 de julio de 2014

¿A qué viene esta laxitud?

Se le ve por ahí dando tumbos... si lo viera y le pareciera ebrio, crea que solo va de paseo corto. Apenas sale de casa. Es un solitario consumado que se ha granjeado el afecto y el respeto de algunas: se comenta que por viejo, no por efusivo o alegre.

Se le ve por ahí, pero no mucho. Se cuenta que tenía una perra que llamaba dona y que paseaban juntos a todas horas y que jugaban a la pelota y que hablaban de lo suyo sin disimulo. Nunca tuvo juicio, incluso llegaron a ingresarlo en un manicomio. Ahora lleva un tiempo más o menos tranquilo: las pastillas de colores que le receta su psiquiatra le hacen efecto, aunque le hacen parecer estúpido.

Se le ve por ahí con cara de pocas amigos: tiene detractores, no le gusta el fúrtbol pero sí la política, aunque no discute con nadie, considera que apasionarse solo es bueno para el amor. Se confiesa enamorado de la vida, el amor y la poesía.

Se le ve por ahí, o no, nunca se sabe, no esperen mucho de él: es de pocas palabras. Sus más allegadas dicen que escribe un blog que solo él lee. Si un día lo ven pasear por ahí, piensen que no es mala persona, y si le hablan no teman, como mucho y en el tiempo, porque no se entrega a cualquiera, como las violetas, solo les pedirá una sonrisa. Y si les toma cariño les pedirá un beso, y para sus adentros, que algún día le lleguen a querer... pero eso no se lo oirán nunca decir. Él es así, simplemente un hombre solitario que dicen quienes le conocen que es feliz a su manera, y que solo lamenta que no lo sea todo el mundo.

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