Vale, si tú lo dices no te leo, y supongo que estás de mí que no me aguantas ni un minuto más. Y que me den morcilla. Amén. De ahora en adelante pasarás de mí y volverás a cantar las penas que dejaron huella en tu vida. Verdades del corazón. Privilegios de los vivos. Eso sí, y lo tengo escrito por ahí -lo hayas leído o no-, ese es un camino sin retorno que no lleva a la estabalidad del psique, sino al de Dios, quien te acompañará paso a paso para alibiarte y evitarte los obstáculos hasta la muerte. Mejor te ayudara a saltarlos, pero eso ya sería un milagro y no está el tema para milagros.
Entonces, y ya para centrarnos en lo que va a ser tu futuro a partir de ahora, en tu caminar por ese camino sin retorno, dejarás atrás árboles, mares, playas, plantas, pájaros, mariposas, ranas y amigos viejos que cambiarás por amigos jóvenes. En fin, es tu vida y nada te tengo que decir; lo cierto es que hemos hablado tanto y de todo que se nos olvidó hablar de lo que verdaderamente importa: pintar una vida diferente con colores de cielos y mares y ríos y caminos del color de la esperanza. (El humano ser puede ser moldeado hacia el vital optimismo, a veces de soslayo, o sin darse cuenta).
Suele pasar....
ResponderEliminarSaludos
Digo. Muchas gracias.
ResponderEliminarSalud.