Existe una Dama de noche, que es mucho más que una mujer de día (a pesar de que siempre lo niega), que me lee en silencio. De día es una hermosa mujer trabajadora y pase lo que pase siempre ríe. La veo de cuando en vez y siempre está alegre, se la ve muy feliz y no sé yo. Según me cuentan, no corren buenos tiempos para ella y su familia. Me gustaría decirle este sábado si la veo, que todo en la vida es temporal y que si su dolor es una carga demasiado pesada a veces, si un suspiro oculto en su garganta se inmoviliza ante el abismo de su boca y la ahoga, si su cuerpo no halla reposo ni su alma consuelo, si no hay anestesia para ella en ciertos momentos, si su corazón de madre la perturba y sus ojos arden de lágrimas, por José, lo que más quiere en este mundo, nunca pierda la esperanza. Y si el día le da para más y llega la noche, me lea en silencio: siempre habrá en de soslayo un mensaje agradecido de su bendita alegría. (La esperanza del que sabe reír ante cualquier circunstancia negativa permanecerá eternamente).
A la Dama que me lee en silencio le doy las gracias por su alegría de mujer. (El beso te lo daré el sábado noche en la avenida).
Está claro que la vida son ciclos, pero cada vez los ciclos son más largor y más duros.
ResponderEliminarSalud
PD: Yo también le daré dos besos el sábado en la avenida
Te corroe la envidia... El de los besos soy yo, tú eres el de los abrazos. En fin. Muchas gracias.
ResponderEliminarSalud.