viernes, 25 de julio de 2014

Un viernes que no amanece.

Corren malos tiempos y ya uno no se fía de un viernes que no se atreve a amanecer, mejor me acerco a Les Seniaes a ver amanecer. Si amanece.

Solo en Les Seniaes encuentro la emoción y el divertimento que me transmite paz, y muchas maneras de recompensar la fatiga al andar caminos siempre imprevisibles.
 
Les Seniaes llenarían infinitos viernes que no amanecen por culpa de una pena que duele o una alegría que no se entiende, o una aventura por un camino escabroso, o una felicidad que se niega y un sin fin de obstáculos y causas que se interponen por diversas razones al alba como un cristal templado y oscuro, como una ciénaga. Los llenaría todos de esperanza y le quedaría tiempo para ver amanecer en un verbo.
   
Les Seniaes nunca dejará de ser el paraíso donde todo comenzó, donde el bendito amor y la santa poesía tienen su trono, el ejemplo tardío, la precariedad, el duelo, el reconocimiento, el perdón, la satisfacción, la emoción, la fe, la satisfacción de haber logrado realizar lo que nació como un ideal y se hizo realidad.
 
Les Seniaes, además de ser el lugar donde coexiste el amor y la poesía en perfecta armonía, también es el espacio donde la discusión no niega la dramática situación que vive el país. O donde se consagra el ser. Les Seniaes comprendida por pocos, pero compartida con todos los que perseveran en su búsqueda a veces peregrina.
   
Les Seniaes se vuelven complicadas en muchos aspectos, esencialmente porque no existen apropiados caminos para echar a andar todas las promesas... No todo en la vida es favorable. Lo natural en un camino son las piedras; hay piedras de tropezar una y otra vez. Pero no es tan malo tropezar en la misma piedra, te hace recapacitar en la búsqueda de una solución.

Les Seniaes no son conocidas por la gran mayoría de las personas. Lo cierto es que no están cerradas a nadie, todo el mundo puede entrar, pero sino por uno por la otra siempre hay una disculpa para no involucrase en el entusiasmo siempre dispuesto: La pompa efímera de las emociones aupadas por la vanidad. Una acción cualquiera no tiene precio: es ajeno al lucro, y siempre trata de brindar apoyo en los momentos difíciles cuando a lo cotidiano le da por experimentos nocivos para la salud.
 
Hoy, porque no me fío de un viernes que no quiere amanecer, lo voy a dedicar a las anomalías mentales y al fraude del psique. Como siempre la asistencia será abierta a todas las personas de buen corazón sin importar creencias, sexo, edad, vencidos, o los que dudan, sobretodo esos, los que dudan. Hoy será el día de los impacientes de espíritu con resultados erróneos. Canta el gallo: el viernes quiere amanecer, me apeo, no quiero mortificar a nadie que pueda pensar que Les Seniaes son la tímida justicia que no se atreve a ejecutar sentencia.

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