Ya no sé qué hacer contigo. Te hablo y es como si estuviera hablando con dona muerta. Estás en otra plano del pensamiento, quizá retraída en un lugar vacío sin existencia.
Para mí ha llegado el día acompañado de la incomprendida despedida, el cual, sin saber por qué, me has dejando en la antesala de tus caprichos. No contestas a mis "emilios". En un principio pensé que mis comentarios te agobiaban, después que si internet, o que te habías fugado de casa. Pensé que estabas sorda o narcotizada, quizá bajo el efecto de una sustancia desconocida o una especie de trauma poco común, incluso que habías llegado a entenderte con el maligno y, santo de mí, no entraba en tus planes de futuro. Y yo rompiendo distancias con tu nombre por un mar embravecido... Ni que fueras la Shakira.
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