No dejo de pensar en ti, mi niña. Y es que apenas quedan horas para abrazarte, ay. Las emociones fuera de casa son extraordinarias para todo el mundo... menos para quién espera desconsolado en mitad de la nada.
No es chantaje emocional, mi niña, simplemente digo que te quiero con palabras tal vez que puedan dar esa impresión. Te daré un consejo de padre, el penúltimo, si me lo permites, tienes que seducir al presente para que libere ausencias sugestivas de tu existir, alguna pudiera llevar mi nombre: sigue adelante y no penes por mí. Tienes que destronarme de tu vida y crear tu propia historia de amor. Deseo que vivas para siempre feliz en el rincón de una isla en el mar que tu elijas.
Recuerda que para mí siempre serás la niña de mis ojos, mi pasión, mi debilidad, mi todo. Y con la cara más seria te digo, que no vuelvas a pedirme amparo si amas a quien enmudece de amor por ti... Aunque siempre tendrás rincón con tu nombre en nuestro triángulo de amor.
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