Aislado de la realidad, un duende se cobija en un rincón aislado de su mente donde no llega el ruido molesto del zumbido de sus oídos, ni los gritos o voceríos vulgares e insultantes y se dispone a escribir levitando sobre papeles con un lápiz sostenido con su mano cansada y sin pulso. Y escribe con letras atarantadas de manera que penetran en un sentimiento trazando caminos de creaciones con la mirada clavada en el horizonte. No sabe cómo acabará su historia, si en la papelera como tantas, o en el cajón de su escritorio. Historias que son sentimientos poseídos por la magia de la intuición y que no tendrá descanso mientras perdure el sueño que lo motiva.
Escribir a veces es morir: Lo peor del amor es cuando pasa de soslayo. Lo mejor del amor es cuando muere si es que tiene que morir. Y el Sabina canta: "Que el corazón no se pase de moda, que los otoños te doblen la piel, que cada noche sea noche de boda, que no se ponga la luna de miel".
Un duende es un escritor y la historia una esperanza crédula.
Un duende escribe los viernes cuentos para niños sacados de su imaginación mientras del otro lado del charco, otro duende escribe poesía en las madrugadas.
ResponderEliminarEscribir un duende o dos. Escribir. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Cuando no aparecen mis comentarios no se si es porque no los apruebas y por lo mismo no los publicas o se se los trago el ciberespacio.
ResponderEliminarHabra que esperar la respuesta.
No estaba. Beso.
ResponderEliminarSalud.