viernes, 21 de noviembre de 2014

Se os veía tan felices...

Vuelvo a los años altos para decir que antes respetábamos a los viejos y ahora no. Así de claro lo digo. A un viejo le conferíamos autoridad por el hecho de ser viejo. Lo que dijera iba a misa. Y sin rechistar. Eran otros tiempos y otros valores.

No añoro aquellos tiempos, ¡calla por Dios!, pero no quiero que me traten de usted ni se levanten cuando voy en autobús porque me echan a perder. Pido que me hablen como uno más. Como si tuviera su misma edad. Pero no. O me tratan como el viejo que soy por fuera o me desprecian. Si supieran que soy más niño que Atenea... Por cierto, me cuenta su madre que la maestra le aconsejó que hiciera alguna actividad extraescolar donde no participara su hermana. Entonces, la madre, como sabe que lo de Atenea es el baile, la llevó a una escuela de baile. Ya en la escuela la profesora le dijo a Atenea que entrara al salón de baile para que se identificara con las niñas que estaban bailando. A poco más de un cuarto de hora sale Atenea y la profesora y la madre se acercan a ella entusiasmadas preguntándole qué tal, si le gustaba y qué alegría. Y Atenea dijo vale. Entonces su madre quedó para el lunes con la profesora. -¿Vale, Atenea? -Vale. Hasta el lunes, pues. Y se van, pero llegando al coche, Atenea le dice a su madre: yo no tengo que venir el lunes. ¿Qué me dices? Estupefaciente le pregunta su madre. Y Atenea le contesta: Se os veía tan felices...

5 comentarios:

  1. ¿Por que no lo ves por el lado bueno? -¿Yo diciendo eso?- Te dan el asiento, vas cómodo. No refunfuñes, la vida es ¡Maldición! así.

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  2. ¿Que? ¿No hay respuesta? Chale contigo.

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  3. Yo tampoco te entiendo. Hay días en que tu y yo hablamos diferentes idiomas.

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