Si pudiera desandar todos los temores y agrandar mis pupilas hasta el asombro, pero no para desdecirme o maldecir el origen de mis pecados, sino por la tolerancia y la bondad, a pesar de censuras y reproches.
Si pudiera desarmar todos los silencios y volver transparente la confianza y la amistad, pero no para consolarme o hacer más soportables mis decepciones, sino para encontrarme sin la vergüenza de perderme, a pesar de bochornos y recelos.
Si pudiera... ay, pero no puedo, y vuelvo cada día a trajinar olvidos y revivir nostalgias apuntalando desalientos de espaldas a la belleza de mis sueños, desarmando confianzas y cerrando los ojos para no mirar.
Desacelerar un año que acaba de nacer tiene su aquél. En fin, tengo un recuerdo antiquísimo de lo que fue mi vida el pasado año. (Otra aparecerá y defenderá mi credibilidad sin contrapartidas imposibles).
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