No creo que sea mejor morir que sobrevivir, de no vivir, claro. Pero una duda me obliga a escribir sobre la muerte.
Es natural rendir homenaje a la muerte si alguien se ha muerto. Y pensar en quién le ha sobrevivido con su figura de triste mirada y su flor de trinitaria celta colgada en el cuello. Hablar de las injusticias de las que fue víctima, de lo que pudo haber sido su vida y no fue porque la muerte la vino a visitar muy joven. Hay que condenar los malos tiempos. Te digo.
Y ahora hablo de mí para decir que de ser otra persona quizá no tendría dudas. Elijo vivir o sobrevivir que morir. Aunque todos hemos muerto alguna vez. Pero no físicamente, me refiero a ése vivir que a veces es preferible morir. Sobrevivir más allá al dolor del alma. Ése vivir es morir porque no hay esperanza. Igual este tema no me lleve a ninguna parte y si me lleva, no sé adonde. Con los tiempos que vivimos igual sería mejor que fuera a dar un paseo.
A veces alguien sobrevive demasiado pronto y lleva una vida que es una pena. De viejo, conocí a gente que hubiera preferido estar muerta que pasar por ciertas experiencias. Enterrar a un hijo, por decir.
Sus años de juventud los dedicó a sobrevivir. Luego se murió porque tenía que ser. La enfermedad culpable. Y con él, unos padres que hubieran cambiado su vida por la de él. Dedicar una vida a luchar contra una enfermedad mortal no es vivir. Y seguir viviendo con sus secuelas tampoco. Tuvieron que seguir sus pasos por la vida sobreviviendo. Mientras hay vida, hay esperanza. La aceptación de lo incomprensible.
No fumaba ni bebía alcohol, no tomaba drogas, incluso era joven. Enfermedad mortal ¿Qué es una enfermedad mortal? ¿Un castigo? ¿Un misterio? ¿Un descuido de Dios y la María? Maraña de conclusiones que nadie llega a comprender. Morir sin saber, sin nadie darte una explicación. Morir sin haber vivido. Solo morir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario