lunes, 7 de enero de 2013

Quien vive sin pensar, no puede decir que vive

Para que un lunes sea de gozo y alegría necesitamos conocernos mejor humildad. Vivimos tiempos de cambios y no podemos quedarnos atrás. Pero no le damos tiempo al tiempo; tiempo para que nos transforme; tiempo para que actualice nuestro hardware y ser lógicos y consiguientemente más humanos. Porque seguimos atraídos por el poder y obnubilados por del dinero. Y a las libertades que no son auténticas porque son egoístas y son mentirosas. El mundo es una mentira. Y luego hay quién va diciendo por ahí que yo miento. En un mundo donde prevalece la mentira que profundiza y se clava en el corazón, la mía, si lo es, simplemente pretende alcanzar otro horizonte más humano. Porque detrás de una mentira se puede esconder una verdad.

Para que un lunes sea de gozo y alegría, debiéramos salir de casa y mirar de soslayo a quien no hace tanto tiempo lucía las sonrisa más hermosa. Ciego, me dejaría vencer por la falsedad que me gobierna. Desde luego precisamos darle tiempo al tiempo para decidir sobre el camino a seguir. Son demasiados los problemas que tenemos y debemos ir más allá del deseo de saber para conocernos mejor y sentir humanidad favoreciendo la creación literaria. Porque hablo de literatura también. La actualidad es temeraria. Y me gusta pensar que soy capaz de crear un pensamiento que favorezca la búsqueda de la verdad inherente a cada persona. Porque no tengo la fórmula secreta del gozo y la alegría. Por no tener, ni tengo el silencio que preciso para pensar. De ahí que no pueda tranquilizar siquiera al maligno que llevo dentro.

Eugenio me dice que la verdad y la mentira necesitan compartirse sutilmente para que no penetren confusas en el alma. Que la verdad y la mentira son muy parecidas. Si las compartes, objetivamente seguro hay alguien que te dirá cuál de las dos es la verdad o más se asemeja a ella. Entonces, ya puedes desechar la mentira y entregar la verdad como pensamiento sincero. Como sujeto que vive en mi propio pensamiento, asumo la reflexión de Pedro Calderón de la Barca: "quien vive sin pensar, no puede decir que vive". Paz interior para sentir como seres humanos. Y luego compartir el pensamiento. El tiempo es el gran maestro que nos enseña

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