Esa estrella

Una estrella que me guíe y me acompañe por el camino y me haga sentirme seguro. Una estrella con poderes mágicos que me dé la fuerza necesaria para vivir. Para sentirme seguro. Una estrella que se haga visible en los malos momentos para darme ánimo. No sé si me falta fe o sueño, o conocimiento del universo, pero no puedo dormir. Una estrella. Descifrar el lenguaje del universo espiritual para ir a su encuentro. Fe. Capacidad intelectual. Pensamiento crítico. Razonamiento. Sueño. Busco la clave para ordenar mis ideas tan desordenadas. Ideas contrarias a la realidad. Una estrella. Esa estrella. Y otra vez aquí. Como cada día. A cada instante. Es cuestión de controlar el poder del alma, pero no el alma del corazón, sino el de la mente. El poder de la mente. El auténtico abecedario de mi existencia. Quizá hoy, hambriento de luz y conocimiento, y a pesar de mi mente absurda, pueda ver amanecer en la grandeza de una mirada más justa que me permita volver a la verdad. La esperanza, decía Ovidio, realmente hace que agite el naufrago sus brazos en medio de las aguas, aún cuando no vea tierra por ningún lado.